Con la conclusión del Premier Padel Finals, el pádel mundial cerró un capítulo inolvidable: la primera temporada de Premier Padel como único circuito principal. Tras varios días desde su finalización, es el momento de reflexionar, analizar y revivir lo que fue un broche de oro a un año que ya forma parte de la historia del deporte.
El colofón perfecto para la temporada
Este 2024 no ha estado exento de desafíos para Premier Padel. Han tomado decisiones valientes, han cometido errores, pero también han demostrado un margen de mejora enorme que promete llevar al circuito a lo más alto.
Acostumbrados durante años al formato del Master Final de World Padel Tour, Premier Padel sus propias modificaciones introduciendo novedades. Desde el inicio, el sorteo retransmitido en vivo fue una declaración de intenciones: hacer de este torneo un espectáculo en cada detalle.
Pero la gran innovación fue el partido por el tercer y cuarto puesto, un cambio que ha sido bien recibido por la mayoría de los aficionados. Doblar la oferta de partidos en la jornada final es un acierto indiscutible. Aunque habría que escuchar las opiniones de los jugadores, desde fuera, regalar al público más pádel en un escenario tan icónico como el Palau Sant Jordi ha sido una apuesta ganadora.
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Y si el Madrid P1 ya elevó el nivel este año con unas instalaciones y una experiencia de primer nivel, lo logrado en Barcelona ha superado todas las expectativas. El Palau ofreció una atmósfera mágica, con una experiencia integral para el aficionado que dejó el listón altísimo.
Sin embargo, no todo fue perfecto. El único lunar fue el ritmo excesivamente lento de los partidos. Las condiciones de pista ya presagiaban duelos largos, pero combinar una bola lenta con horarios sin ajustar derivó en situaciones como la del sábado, con partidos que terminaron a las dos de la madrugada. Esto afectó tanto al espectáculo como a la experiencia de los espectadores y es algo que Premier deberá revisar para el futuro.
El homenaje que una leyenda como Bela merecía
El momento más emotivo del torneo llegó con el homenaje a Fernando Belasteguín, un evento que combinó la nostalgia, el sentimentalismo y el show. Premier Padel ha dejado claro que sus miras están puestas en la internacionalización del deporte, importando ideas de países extranjeros que dominan esta área.
El homenaje tuvo todo lo que debía tener: emotividad, cercanía y risas. Los tie-breaks históricos entre leyendas como Nerone, Reca, Lima, Mieres o Juan Martín Díaz no solo fueron un guiño al pasado, sino también una forma de conectar con el público. Además, la idea de que los jugadores estuvieran microfonados permitió al público vivir el momento desde dentro, arrancando carcajadas en cada comentario.
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Eventos de esta magnitud transforman los torneos en experiencias completas. Más allá del espectáculo que ofrecen los jugadores en pista, Premier Padel ha demostrado que sabe cómo envolver al público en un show constante, cargado de emociones y estímulos.
Cuando el pádel alcanza su punto más alto
Las finales del Premier Padel Finals fueron el clímax perfecto para cerrar el curso. La atmósfera en el Palau era indescriptible, con más de 14.000 almas vibrando al unísono en el templo del pádel.
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Y es que, el desenlace no pudo ser mejor: Ari y Paula han firmado una temporada que en vez de jugar con una pala, han jugado con un martillo, mientras que el resto de parejas han sido clavos.
Pero el verdadero estallido llegó con la final masculina. Jon Sanz y Coki Nieto, la única pareja no cabeza de serie en llegar tan lejos, se enfrentaban a los intratables Arturo Coello y Agustín Tapia. Era un auténtico David contra Goliat, y aunque la lógica apuntaba a un final predecible, no pudo haber un mejor giro de los acontecimientos.
Los gritos de los aficionados, la entrega de los jugadores y la calidad del pádel convirtieron esta final en un espectáculo apoteósico. El mejor partido del año llegó en el mejor momento posible, cerrando la temporada con una descarga de adrenalina que quedará grabada en la memoria de todos.
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Este Premier Padel Finals no solo coronó a los campeones, sino que también marcó el final de una temporada que ha cambiado el rumbo del pádel. 2024 ha sido el año en el que el circuito se atrevió a soñar en grande, y aunque quedan cosas por pulir, el futuro es prometedor. Ahora, la cuenta atrás para 2025 comienza.
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