Después de unos años de observar y ser testigo directo de las competiciones de menores, es preocupante el “ambiente deportivo” que se respira. En concreto, me voy a referir al padel pero por experiencia se podría generalizar a otras modalidades deportivas.
Cuando trabajo mentalmente con menores y sus familias les suelo hacer la siguiente pregunta “¿qué es competir?”. Seguro que adivináis cuál es la respuesta. Efectivamente, “ganar”.
Respecto al modelo de “competición de menores”…¿está adaptado a las verdaderas necesidades del menor? ¿qué objetivos se persiguen? ¿es un modelo adecuado para el crecimiento personal de los niños y niñas?
Mi experiencia respecto al trabajo psicológico en menores me lleva a cuestionar el planteamiento actual de competición.
A nivel organizativo, he estado presente en competiciones provinciales, nacionales y mundiales (campeonato del mundo celebrado en Málaga, 2018). Y en todas, hay un factor común: es un modelo organizativo de adultos al que los menores tienen que adaptarse. Juegan en horarios y en condiciones que objetivamente están fuera de lugar para ellos (p.e. jugar en días lectivos, en horario académico, en condiciones atmosféricas de alerta roja, en horario nocturno pasadas las 12 de la noche, etc.)
A nivel de padres y madres, he encontrado, en general, un “nivel de sufrimiento” difícil de justificar. Suelen manejar conversaciones con los siguientes temas: “cuadro fácil o difícil” “ganamos el primero y después jugamos contra los número 1”, “mi hijo es el 3º del ranking”, “está patrocinado por…”, “como es de primer año no tiene opción” “como es de segundo año estaremos arriba”, etc. Sin darse cuenta, y de forma no intencionada, originan un nivel muy alto de expectativa y de exigencia en el rendimiento de sus hijos.
A nivel de entrenadores y técnicos deportivos no cabe duda que el mundo de la competición es un negocio. La vocación e ilusión por enseñar y transmitir conocimientos es una labor pedagógica que debería estar presente en su ejercicio. Apostar por ello, sin embargo no da resultados a corto plazo. Sin darse cuenta igualmente, el técnico se coloca en una posición intransigente al fallo y a la derrota.
A nivel de marcas deportivas, me preocupa en general la excesiva importancia que conceden los menores a estar “patrocinados” dentro del mundo de las competiciones de menores, generándose entre ellos una competencia feroz por ver “quién es mejor”, mirando excesivamente a los lados y valorándose más por lo que los demás piensen de él.
Suelo encontrarme un “perfil” parecido, compartiendo características comunes:
Estaremos de acuerdo que son razones de peso para inculcar desde edad temprana valores saludables asociados a la competición.
¿Qué es competir? ¿Cuál es el modelo a seguir? ¿Saben competir? ¿Están preparados para ello?
Las competiciones de menores son una oportunidad para poner en práctica lo entrenado, para superarse, para conocerse, para disfrutar, para hacer amigos, para entender que no siempre ganas aunque te esfuerces, para ponerte retos…pero sobre todo, una oportunidad para aprender.
Desde la Psicología Deportiva trabajamos con los responsables del cambio en los menores, sus padres. ¿Parece obvio verdad?. En general, son poco conscientes de la influencia que ejercen sobre sus hijos.
Una tarea esencial es relacionar el comportamiento de sus padres con el de sus hijos, alcanzar a ver esta relación es vital para que tomen el control y ejerzan una influencia positiva en el carácter y rendimiento de sus hijos.
Insistimos igualmente en hacerles ver la relación que existe en el comportamiento del menor dentro y fuera de la pista. ¿Otra sorpresa más?. Se suele escuchar: “dentro de la pista es diferente a cómo se comporta fuera”, “él es muy tranquilo pero entra en la pista y se transforma”. La pregunta sería: ¿cómo vive fuera de pista? ¿en esas condiciones está preparado para afrontar problemas?. En la pista habrá dificultades e incomodidades y estará sólo para resolverlas.
Para finalizar, una parte central del trabajo con los padres es “entrenar” a sus hijos en responsabilidad y autonomía. Que aprendan a asumir obligaciones, a tomar decisiones, a pensar. Aspectos imprescindibles para que tengan una “mentalidad fuerte”, clave para el deporte…y para la vida.
[box title=”” border_width=”1″ border_color=”#4fa700″ border_style=”solid” bg_color=”#ffffff” align=”left”]Otros artículos que te pueden interesar:Foto cabecera: RTVE
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