No busquen aquí soluciones mágicas, evitar estas cosas que describo debajo, no les garantiza que ganen un partido, pero, es casi seguro que, si dejan que ocurran, serán derrotados. ¡Y lo que es peor, como digo siempre, no será que los otros les han ganado, sino que ustedes han perdido!
Ya veo venir el cuestionamiento: “Tata, que fácil es decirlo! ¡Si hasta los profesionales reconocen que están nerviosos en muchos partidos!”. Creo que la protesta es injusta, producto de no leer bien el encabezado.
No se trata de no tener nervios, todos los tienen en circunstancias de máxima presión y ahí es donde el control mental no es solo a nivel cabeza, sino también a nivel del “segundo cerebro”, como lo llaman los científicos, el que está en el sistema digestivo, en nuestras auténticas entrañas, ese que se ve afectado y actúa por las emociones más básicas: miedo, ira, euforia.
Poder “dominar los nervios” y tener un control de las emociones es algo que se aprende con dolor, no hay otra manera, pero ayudan ciertas cosas que hacen los mejores en el negocio:
Es otra de las cosas que tenemos que evitar a toda consta. Esto puede pasar con jugadores inexpertos, jóvenes y/o impulsivos, pero rara vez con un verdadero “Jugador” así, con Mayúscula, no importa el nivel que sea, porque también habla de la calidad de persona que es.
Si alguien renuncia en una situación de competencia y no da lo más que pueda, eso es reprochable, a menos que reconozca que la situación lo desborda, y entonces pasamos al punto anterior.
Pero en mi caso, creo que una de las peores cosas que se puede hacer en un deporte de equipo (aunque este sea de dos personas), es no dar el máximo, por uno, pero más por el otro, porque representa una muestra de egoísmo y desdén por el prójimo.
Por lo que este punto es central para ser considerado un buen compañero y jugador.
Hay un dicho que dice: “Quien no planifica el éxito está planificando el fracaso”, al que sumo otro (vieron que me gustan las frases, no?) “Se puede entrar a jugar con un buen plan o un mal plan, lo que no se puede es entrar sin plan”.
Se entiende el punto, ¿no? Ahora bien, un plan no es una elaboración sofisticada, con un punteo de fortalezas, debilidades, estadísticas de puntos, y donde los rivales acostumbran a jugar en los momentos importantes, eso déjelo para el trabajo de los coaches con los profesionales. No, un plan es una hoja de ruta que nos diga qué vamos a hacer tratando de usar nuestras mejores armas en conjunto. Y si me apuran un poco, les diría que no estaría mal tener una alternativa, un Plan B, por si justo ese día, lo que mejor hacemos, no nos sale, o los otros lo neutralizan bien.
Si se observa bien, los dos primeros ítems son referidos a las emociones, y el último, a la mente. Todo eso juega, pero los dos últimos son voluntarios, no es “algo que nos pasó”, hay una decisión previa, y si los logramos evitar, hasta también podemos lograr un autodominio en el control de los nervios. Todo es una cuestión de actitud. Como dicen en inglés: “It´s up to you”.
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