Foto: Premier Padel
A pesar de las muchas similitudes que tiene con el tenis, la característica diferencial del pádel son los límites de la pista, marcados por paredes de hormigón o cristales. Esto no es solo una seña estética, sino que supone un recurso más de juego que muchos jugadores de iniciación no saben manejar en un principio. Vamos a explicarte cuándo debes jugar con las paredes en un partido de pádel.
Es una faceta muy importante a tener en cuenta, porque puede resultar la diferencia en un partido contra una pareja de nivel similar o ligeramente superior. Dominando esto, vas a conseguir salvar muchos puntos y añadir un recurso más a tu juego. No obstante, hay que saber cuándo jugar con las paredes y cómo hacerlo.
Jugar con las paredes tiene sus requisitos, porque debes estar bien colocado y adelantarte a saber qué trayectoria va a coger la bola. Además, esa misma trayectoria tienes que acompañarla para sacar una buena bola, así que no puedes estar esperando a que la pelota vuelva a ti por arte de magia. Si haces eso, seguramente el rebote se quedará más largo o más corto, y no podrás llegar bien a la bola.
Esta activación física debe ocurrir en cada pelota que dejas rebotar en la pared o en el cristal, porque hay bolas que tienes que golpear de primeras antes de rebotar, evitando así que la bola se muera.
En el caso de la contrapared, es un recurso algo distinto, porque se aplica en situaciones donde no quede otro golpe por hacer, es decir, como última opción. No se debe usar más de la cuenta, porque son golpeos más difíciles de dominar y hay más posibilidades de que la bola se quede corta o que se vaya para cualquier dirección. Por lo tanto, úsalo cuando la bola te ha sobrepasado y no puedes llegar de otra manera.
Una vez explicado cuándo debes jugar con las paredes, vamos a diferenciar cada tipo de golpe que puedes hacer.
Es un recurso que se puede utilizar cuando el rival lanza un globo hacia el fondo de la pista, ya que el rebote de la bola suele ser en la parte alta de la pared. Ese momento, puedes aprovechar la caída de la pelota para intentar un golpe distinto a devolver nuevamente un globo. Para armar el disparo, debes estirar el brazo hacia atrás con la pala hacia arriba y la cabeza de la pala apuntando hacia la pared de fondo esperando la salida de la bola. Si la pelota rebota más alto de la cintura, es conveniente realizar un tiro agresivo que nos permita tener el control del juego.
Una situación apta para preparar una mejor respuesta al golpe del rival, evitando golpear la bola de primeras y con todas las prisas del mundo. Para esperar la pelota nos situaremos por detrás de la línea de fondo y con una posición semiabierta, más cerrada que en el caso de la pared de fondo. El golpe se ha de realizar desde atrás hacia delante y de abajo a arriba, de tal forma que al finalizar la pala apunte hacia la pared del rival y todo el peso del impacto caiga sobre el pie delantero.
Como hemos mencionado antes, es un recurso que puedes sacar en situaciones límites y cuando no hay remedio. Especialmente, cuando la bola te ha superado por completo, la tienes detrás y solo queda girarte para rebotar la bola en el cristal, a través de un movimiento con la pala de abajo hacia arriba para que la bola no salga plana. Tiene que ser un golpe muy bien marcado, porque debe ser lo suficientemente potente para pasar la red y no dejar una bola fácil para el rival, al mismo tiempo que debe evitar golpear el cristal de la otra pista, ya que sería punto perdido.
En esta situación, la pelota nos llega a la pierna más cercana a la pared lateral, por donde saldrá despedida. Para resolver esta situación se darán dos opciones: abrirse y golpear del revés (derecha si juegas en el drive) o seguir con el cuerpo toda la trayectoria realizada por la bola y golpear al final.
Si tu rival realiza un golpe muy cruzado o que la bola impacte antes en la pared lateral, hay ocasiones donde debes considerar el doble rebote en la pared. Este movimiento te permite devolver la bola de una forma más natural y no tan apresurada que si la devolvieras con el rebote en el cristal lateral. Para ello, tienen que ser bolas, porque si no la pelota caerá y no será capaz de llegar a la pared lateral. Una vez lo detectas, solo tienes que girarte y seguir la trayectoria de la bola para devolverla.
Manu Martín nos da unas bases con las claves para leer la doble pared y poder defender correctamente las bolas que nos lleguen a las esquinas de la pista:
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