¿Cómo afrontar psicológicamente un tie-break? (Foto: FIP)
El título del artículo sugiere que debemos afrontar psicológicamente de manera diferente un tie-break, pero, ¿pensáis que la actitud mental debe depender del momento del juego?
Desde la Psicología Deportiva nos marcamos como objetivo entrenar con los jugadores los aspectos psicológicos que influyen en el rendimiento deportivo, tales como la motivación, la autoconfianza, el control emocional y la concentración, entre otros.
El objetivo es que el entrenamiento mental le permita al jugador adquirir hábitos que le permitan mantener un rendimiento estable y consistente.
Del mismo modo, un adecuado entrenamiento de los aspectos psicológicos permite al jugador que mantenga una actitud firme y su rendimiento no se vea influenciado por aspectos externos del juego.
En consecuencia, ayudamos al jugador a que se disponga a competir mentalmente cada punto, independientemente del momento del partido. De este modo, tratamos que dé su mejor juego en cada punto.
Vamos a enumerar 5 aspectos psicológicos claves a la hora de afrontar un tie break:
En cada golpeo, en la posición de pies, en la bola, … Huir de pensamientos del pasado (bola “robada”, por ejemplo) o del futuro (“5-4 y saque… Ya ganamos”). Un tie-break “obliga” aún más a trabajar mentalmente cada punto. Cada segundo que pasamos atrás o adelante en el tiempo nos descentra de la bola que tenemos que jugar.
Es importante centrar la atención en la ejecución (por ejemplo, seguir la bola a la hora de golpear). Evitar analizar y/o evaluar durante el juego; esta tarea hay que realizarla en los momentos de descanso. Tened en cuenta que en un tie-break “no hay revancha” como decía el mítico jugador Alejandro Sanz.
Es necesario ser nuestro mejor aliado en la pista. Hablarse a uno mismo de forma positiva entre punto y punto refuerza la confianza y nos ayuda a “resetear”. En cambio, la autocrítica aumenta el nivel de frustración y nos hace más influenciable al error y al resultado. En un tie-break necesitamos aún más reforzar nuestro nivel de seguridad.
Entender el error como una fuente de aprendizaje: analizar el por qué nos ayuda a evitarlo en las siguientes jugadas. El error concebido como fracaso nos debilita, enfada y descentra. Es por ello que en un tie-break necesitamos aún más “utilizar” el error como información para mejorar nuestra competencia.
Cada jugador debe conseguir su estado idóneo de activación. Es fundamental para conseguir un rendimiento óptimo; si estamos desactivados “entraremos tarde” al partido con la desventaja consiguiente en el marcador, y si estamos sobreactivados, las prisas y la ansiedad dominarán nuestro juego.
El reto es conseguir una mentalidad estable y centrada en el “punto a punto”. Llegar a un tie-break con esta actitud permite que el jugador afronte con mayor garantía este lance de partido.
Este objetivo vemos que se cumple en algunos jugadores, dando la sensación de que “parece que no se juegan nada” en momentos importantes del partido, asumiendo el mismo compromiso que al comienzo de partido: “dar lo mejor en cada punto”.
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