Culmina una de las semanas más importantes del año con las finales del Paris Major en el icónico Roland Garros. Este torneo, uno de los más prestigiosos del calendario, nos dejó grandes momentos en la jornada del domingo, con la consolidación de las mejores parejas del mundo.
Ari y Paula no tienen rival
Son, sin discusión, la mejor pareja del mundo y la más laureada de la historia. Ariana Sánchez y Paula Josemaríasiguen demostrando su dominio en el circuito. Si aún quedaba alguna duda, hoy sumaron otro Major a su palmarés tras ganar todos los disputados esta temporada. Con esta victoria, su posición en el ranking está a punto de ser un hecho matemático, consolidando su condición de Nº 1.
En la final, se enfrentaron a una dupla que ha sorprendido a todos durante la semana: Delfina Brea y Andrea Ustero. La pareja circustancial realizó un gran torneo y pueden marcharse de París con la cabeza bien alta, pero hoy no pudieron frenar a las imbatibles Ari y Paula. Tras una primera manga competida, que finalizó 6-4, el dúo español tomó el control absoluto en el segundo set, cerrando el partido con un contundente 6-0.
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Coello y Tapia siguen apisonando, siguen de dulce
No hubo sorpresas, solo dominio absoluto. Arturo Coello y Agustín Tapia siguen intratables, mostrando un nivel inalcanzable para el resto del circuito. Desde los cuartos de final, han arrasado a sus rivales, sin bajar el ritmo ni dar señales de debilidad. Hoy no fue la excepción.
En la final del Paris Major, sus víctimas (cómo no, en una nueva final más) fueron Fede Chingotto y Ale Galán, quienes poco pudieron hacer ante el vendaval de juego que desplegaron los Nº 1 del mundo. Con un 6-2/6-1 demoledor, Coello y Tapia se llevaron el título de forma contundente, acortando tiempos y asfixiando a sus oponentes en cada punto.
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Lo más inquietante de todo es que parece que Coello y Tapia ni siquiera están jugando a su máximo potencial. No solo controlan los partidos de principio a fin, sino que, además, lo hacen de manera tan aplastante que apenas permiten a sus rivales tener un respiro. Si hace unos meses todavía se vislumbraba alguna posible disputa por el trono del pádel, hoy esa lucha se ha desvanecido casi por completo.
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